miércoles, 3 de febrero de 2010

La ira


La ira no es más que el arrebato de la razón,

Una calle asfaltada, voraz, urgente.

La ira calla y obliga a callar, no deja escuchar y tampoco permite ser escuchado.

Tiembla el cuero y el pellejo

Al descubrir su mirada y se abandona a la paz.

Sus lágrimas arden y hieren,

Ciegos están los mundos del poder de la ira.

La saliva se amarga, tu garganta cumple su cometido y la palabra se hunde como puñal en una oración,

La ira me satisface por segundos y asesina todo un pensamiento.

Me dejo llevar.

Luego, ya en mi cama, respiro agitado y duermo despierto, llorando la culpa.

Es ahí donde la ira me escupe. Vino, pasó y se fue.

Se aprovecho de mi furia. No hice nada por defenderme.

Ira de impotencia y de la muerte.

Parte de la sangre, escondida entre papeles

Amiga de la rabia. No hay vacuna. Es, y se va.

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